Ya se ha convertido en una costumbre ver a diferentes marcas disculparse públicamente porque un grupo social determinado se siente ofendido por sus campañas publicitarias o productos.
Al hacer referencia a la Era de Cristal, yo como otros escritores, nos referimos a ese grupo social que todo lo critica, todo lo ve mal, que de todo se ofende y que sus diversas expresiones han logrado afectar a toda una sociedad sin pertenecer necesariamente a este grupo de inconformes. Algunos especialistas del comportamiento social, llaman a este grupo de individuos como la Generación de Cristal y su herramienta de expresión principal son las diversas plataformas digitales de redes sociales.
Este grupo de personas se expresa y ejerce la presión con críticas, muchas veces injustificadas y con personas que se suben a la ola; principalmente artistas, para hacerse ver empáticos con el público, no necesariamente porque así lo sientan de manera genuina. Esto sucede, principalmente, a través de las diferentes plataformas de redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter, TikTok entre otras.
El poder de reclamo de ese sector social hacia las marcas, es otorgado por las mismas empresas al ceder ante las presiones para evitar dañar su imagen. Pero ¿es cierto que se evita dañar la imagen de la marca? ¿tiene ese grupo social el poder para doblegar el pulso a la industria? o ¿es este fenómeno una excusa de las empresas para retirar productos emblemáticos que ya no son rentables?
La sociedad siempre se ha expresado, en su momento, a favor o en contra de campañas publicitarias o productos. No es un fenómeno exclusivo de esta Generación de Cristal. El ejemplo más contundente ocurre en los años 80 's.
En 1985, para ser específico, The Coca Cola Company lanza Coke New, como una evolución del tradicional refresco Coca Cola. The Coke New no solo cambiaba el nombre del refresco más popular del mundo, también cambiaba su sabor y filosofía. Esta estrategia resultó ser un desastre tal, que casi lleva a la quiebra a The Coca Cola Company. El rechazo de los consumidores y la presión ejercida, llevó a la empresa de refrescos sacar del mercado el nuevo concepto de Coke New, regresando al mercado la Coca Cola Clásica. Esta última acción salvó al fabricante de gaseosas devolviendo, a la vez, la supremacía de Coca Cola como el refresco número uno.
A lo largo de la historia hemos visto las marcas adecuarse a las exigencias culturales de las épocas, brindándole al público una imagen fresca y actualizada en su afán de no quedarse rezagadas. Ese es el caso de Kellogg's. De algún modo hemos sido testigos de la evolución de su personaje el Elefante Melvin de Choco Krispis, por mencionar un ejemplo. Pasó de ser un elefante regordete, a uno estilizado y en forma, a sabiendas de que la obesidad no resulta congruente de acuerdo a los parámetros culturales actuales de nuestras sociedades.
Entonces, ¿Es cierto que se evita dañar la imagen de la marca?
El ejemplo que les expuse de Coca Cola demuestra que sí. Ahora bien, reparar la imagen de cualquier marca es sumamente costoso, no porque afecta el volumen de ventas, sino también por la inversión que deberá realizarse para corregir el error.
¿Tiene ese grupo social el poder para doblegar el pulso a la industria?
Está claro que los consumidores siempre han tenido el poder de doblar el pulso a los diferentes fabricantes de productos, y más cuando estos se unifican bajo un mismo objetivo. Además, las redes sociales son una herramienta que propician la libertad de expresión con mucho más facilidad y, por ende, ejercer presión.
¿Es una excusa de las empresas para retirar productos emblemáticos que ya no son rentables?
“Los negocios son negocios”. Si estos son rentables, se le busca la vuelta para que los consumidores bajen la guardia con la marca o producto, de esto no les quepa la menor duda. Ningún fabricante retirará del mercado un producto que le sea rentable.
Por otra parte, viendo la otra cara de la moneda, existen ejemplos concretos en donde las marcas se aprovechan de coyunturas sociales específicas para retirar productos y hasta eventos por supuesta solidaridad que al final resultan ser la solución a un problema. Un ejemplo muy claro de este fenómeno es el anuncio de PEPSICO del retiro de Aunt Jemima, por su supuesto apoyo al movimiento Black Lives Matter, en donde se sabe que el retiro de este producto se realizó por sus bajas ventas luego del escándalo de lotes contaminados.
La perfección no existe, es un mito que no se ha contado y nadie ha logrado dar con ella. La sociedad perfecta es un anhelo que ha tenido la raza humana y que nunca podrá conquistar, pues cada individuo, en sí mismo, es un mundo aparte. A la Generación de Cristal que todo lo ve mal, les recomiendo que practiquen la tolerancia y abandonen sus actitudes inquisidoras.
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