En el 2015 cuando empecé a escribir sobre diseño, comunicación y publicidad… En fin, temas relacionados a la comunicación visual, decidí enfocarme en una recomendación que me hizo mi esposa y cito: "escribe de lo que sabes, deja la política fuera de tus artículos". Así lo he hecho en estos 9 años publicando constantemente a través de este blog. Aunque, en honor a la verdad, en una ocasión logré escribir algo de política en un artículo publicado en el 2020 en plena pandemia y en medio de las elecciones presidenciales dominicanas para entonces titulado: "Los 10 mejores logos de partidos políticos dominicanos", claro, bajo su supervisión; como ha sido siempre hasta la fecha, pues más allá de ser mi esposa es también la editora en jefe de todos mis proyectos.
Inicio este artículo hablando sobre la verdad y por tal motivo debo ser sincero con todos ustedes haciéndoles esta anécdota tan particular. Siempre he tratado de ser lo más honesto posible, me lo inculcaron mis padres, y ni les cuento de la cantidad de líos que me he encontrado por decir la verdad. La verdad es dura, poco empática, tosca y casi siempre pasa como desagradable… Pero la verdad duele una sola vez, la verdad solo hace daño una vez, y luego, nos encamina hacia la realidad mostrando la solución a los problemas. Antes de entrar en detalles sobre lo que les quiero compartir en esta ocasión, me gustaría contarles a mi modo este relato sobre la verdad, a partir del escrito de Alfredo Leuco.
“¡Buen día!”, dijo la Mentira.
“¡Buenos días!”, contestó la Verdad.
“¡Hermoso día!”, comentó la Mentira. Entonces la Verdad se asomó para ver si era cierto, y lo era. Entonces “¡Hermoso día!”, contestó la Verdad.
“¡Aún más hermoso está el lago!”, dijo la Mentira. Entonces la Verdad miró hacia el lago y vio que la Mentira decía la verdad, y asintió. Luego corrió la Mentira hacia el agua y dijo “el agua aún está más hermosa, nademos”. La Verdad tocó el agua con sus dedos y realmente estaba hermosa y confía en la Mentira, ambas se quitaron la ropa y nadaron tranquilas, un rato después salió la Mentira, se vistió con las ropas de la Verdad y se fue.
La Verdad fue incapaz de vestirse con las ropas de la Mentira y comenzó a caminar sin ropas y todos se horrorizaban al verla. Es así como aún hoy en día la gente prefiere aceptar la Mentira disfrazada de Verdad y no la Verdad al desnudo.
Soy fanático de la verdad y como asesor en diferentes proyectos de comunicación y diseño, he hecho énfasis en desarrollar estrategias comunicativas basadas en la verdad y no en las mal llamadas estrategias de gancho que llaman la atención del público, pero luego provoca una falta de credibilidad de quien se comunica de esta manera. El problema no es decir la verdad por cruda que sea, es saber entender que para decir la verdad comunicacionalmente hablando debemos tener en cuenta las siguientes preguntas: ¿Quién la dice?, ¿Cuándo la dice?, ¿Cómo la dice? y ¿ A quién la dice?
Por ejemplo; si la empresa Japonesa Toyota, en el año 2009, ante la denuncia de algunos accidentes provocados por fallas en su acelerador, que se quedaban enganchados con la alfombra del vehículo hubiera admitido la falla y llama a revisión inmediata a los 9 millones de vehículos afectados para entonces, algo normal en la industria automotriz, el llamado de revisión de vehículos, se hubieran ahorrado el bochorno de haber tenido que ser citados ante el congreso de los Estados Unidos en su intento de ocultar el error. Esta mala decisión de la empresa nipona le costó millones de dólares, además de sacrificar su credibilidad ante millones de clientes. Insisto, haber asumido una dolorosa verdad desde un principio, admitiendo la falla y ofreciendo una solución, hubiera resultado en un proceso menos traumático.
Aterrizando al tituló de este artículo, y no… no es un gancho para que me lean como suelen hacer los medios sensacionalistas y algunos youtubers para lograr que sus contenidos sean consumidos, en realidad quiero compartir mi perspectiva sobre la estrategia de comunicación política que llevó a Milei a la presidencia de Argentina, sin entrar en muchos detalles sobre política… ya saben la razón.
Para mi, es el único individuo en ganar la presidencia de un país diciendo la verdad. No les voy a vender la teoría de que tan bueno o malo pueda ser, pues eso lo dictará el tiempo.
Su estrategía de comunicación, según lo que he analizado, se basó en dos estrategías básicas que en conjunto funcionaron a la perfección. La primera de las estrategías fue basada en la verdad. Milei en sus discursos siempre habló del desastre económico garantizado para los argentinos, la reducción del gasto estatal y de que Argentina no tiene dinero, o como dijo en su primer discurso como presidente ante los argentinos, y cito: "¡no hay plata!". Y me pregunto yo, ¿Quién votaría por un político que te dice que no hay dinero y que debemos hacer sacrificios para que en 50 años se tengan los problemas de tu país resueltos? considerando la inmediatez de nuestros tiempos. Eso hizo Milei.
La segunda táctica fue utilizar una estrategía de gancho a través de los titulares, algo muy común hoy en día en las redes sociales. A diferencia del estilo convencional que conocemos en las redes, estos títulos tienen la veracidad como base. La combinación de estas dos estrategías ha sido un éxito total, y que por lo que he investigado esto no es obra de Milei, sino de su hermana, Karina Milei, quien fue su jefa de campaña, a la cual le apodaban "El Jefe". Al ganar su hermano la presidencia de Argentina, Karina asume como Secretaria General de la Presidencia. ¿Pero quién es Karina Milei además de ser la hermana de Javier, hoy presidente de los argentinos?
Karina Milei es egresada de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) como licenciada en Relaciones Públicas, también estudió Marketing y Comunicación en la Universidad de Belgrano. Antes de dedicarse a la política junto con su hermano, era dueña de un taller de reparación de neumáticos y manejaba las finanzas y bienes de Javier cuando éste se desempeñaba como economista y conferencista. Desde el 2021, entre otras cosas, es la responsable de la comunicación de su hermano y de su imagen.
El caso Argentina-Milei se presta para un interesante caso de estudio, pues demuestra que los ciudadanos no son estúpidos y que cuando se les habla con la verdad al tiempo que se les ofrece posibles soluciones, la estrategia de la mentira no tiene pretexto.
En mi país, República Dominicana, en la década de los 70's la población utilizaba un estribillo, basado en una dolorosa verdad, en medio de las campañas electorales y cito: "le cogimos la fundita y no somos reformistas".
La moraleja aquí es que cuando la verdad se impone, se convierte en la mejor estrategia de promoción que pueda existir. Aplica para estrategias políticas, empresariales, interpersonales, entre otras. ¿Qué te gusta más, una mentira disfrazada o una verdad amarga?
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